Se trata de un término que se usa para designar a un grupo de afecciones que detienen o reducen, de manera repentina, el flujo de sangre al músculo cardíaco. Este tipo de patología puede provocar el daño del músculo cardíaco o, incluso, la muerte de este. Los principales síndromes coronarios agudos son las anginas inestables y los ataques de corazón de los que ya hablamos anteriormente en otras entradas.
La causa principal de está enfermedad es la acumulación de una sustancia grasa llamada placa en las arterias que transportan la sangre oxigenada al corazón. Esta placa está compuesta principalmente por colesterol, grasa, células y otras sustancias.
Esta placa suele bloquear el flujo de sangre, o bien provocando que la arteria reduzca su diámetro con el tiempo para que quede lo suficientemente bloqueada para causar síntomas, o bien desprendiéndose repentinamente formando a su alrededor una coágulo de sangre, provocando así un bloqueo en la arteria.
Los resultados después de un síndrome coronario agudo dependen de la rapidez con la que se trate al paciente, la cantidad de arterias que estén bloqueadas y la gravedad del bloqueo, y si el corazón está muy dañado o no.
Con este tipo de patologías puede producirse diferentes complicaciones entre las que destacan: ritmos cardíacos anormales, muerte, insuficiencia cardíaca, ruptura del músculo cardíaco o accidente cerebrovascular.
Hay que destacar que este tipo de enfermedades se puede prevenir con una serie de actividades:
- Comer una dieta saludable para el corazón (fruta, verdura, carnes magras y granos integrales).
- Hacer ejercicio
- Dejar de fumar
- Realizarse pruebas preventivas de detección de problemas de salud
- Manejar las afecciones, como la presión arterial alta, el colesterol alto o la diabetes
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